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martes, 12 de mayo de 2015

La moda, una enfermedad contagiosa

Actualmente el mundo de la moda está generando muchas controversias. No solo influye en la manera de vestir, para mucho se convierte en un estilo de vida.



Vivimos en una sociedad en la que todo lo que gira a nuestro alrededor. En muchas ocasiones, por no quedarnos atrás, no ser diferentes y aceptar lo que la mayoría estima oportuno, nosotros hacemos lo mismo. Si estamos en un grupo de amigas que visten de una manera, al final aunque solo sea por imitación y por la posterior aceptación social, vestiré igual que todas las demás y al final seré un mero calco.

La moda está ideada para que todos copiemos a alguien, bien sea nuestro referente, un personaje conocido... De hecho, hace años, se puso de moda el denominado “pantalón campana”, por lo que resultaba muy difícil no encontrar a las chicas vestidas con estos pantalones. Sin embargo, hoy en día, nos han ido invadiendo los pantalones “pitillo”. La moda no es más que una enfermedad contagiosa que dura un tiempo breve.  Ocurre exactamente lo mismo con el género masculino, se ha pasado de un estilo más callejero a un estilo más casual.

Partiendo de la base que adaptarse a los cambios que van aconteciendo son necesarios, hay que tener cuidado con el problema que genera la carencias de valores y la falta de personalidad. Si alguien viste diferente a ti y no sigue “la moda” es rara, extravagante, hortera… y esto implica una posible exclusión social.

Por supuesto el ámbito de la moda genera otros contrariedades más graves, el hecho de que modelos tanto mujeres como hombres que aparecen en los medios de comunicación con una extremada delgadez hacen que se conviertan en nuestros ideales a seguir.

Cada vez son más los adolescentes que caen en enfermedades alimenticias serias, la anorexia y la bulimia son dos de ellas. Patologías modernas que han sabido aprovecharse de las tendencias sociales de los países industrializados. Los mensajes que hacen referencia a la imagen corporal son omnipresentes y con ellos se transmite la idea de que estar delgado es el medio para obtener la felicidad y el éxito.

Tampoco podemos olvidarnos de la conocida vigorexia, una enfermedad que parte de la base que estar musculado hace sentirse mejor consigo mismo, es tal la obsesión por el gimnasio y conseguir una mayor masa muscular que las consecuencias son verdaderamente graves.

En definitiva, mucho cuidado con las imitaciones, se empieza por perder nuestra personalidad copiando a los demás y se acaba por enfermedades de difícil tratamiento.

Aunque el tema no es tratado adecuadamente por los medios de comunicación, los telespectadores, oyentes,  lectores e internautas debemos tener la suficiente capacidad de responsabilidad como para saber decir NO a ciertas cosas.

Hasta hace relativamente poco, parecía un tema tabú e incluso hasta pasaba desapercibido. Afortunadamente, la conciencia social ha aumentado y la cobertura mediática que se está empezando a dar sobre modelos de tallas grandes para aceptarse tal y como son, va creciendo, pero aún son insuficientes.

Soraya López. 

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